24 Octubre 2019
Un sismo es un temblor o una sacudida de la tierra. El término es sinónimo de terremoto o seísmo, aunque en algunas regiones geográficas los conceptos de sismo o seísmo se utilizan para hacer referencia a temblores de menor intensidad que un terremoto, pueden ser de origen tectónico o volcánico.Los sismos se propagan a través de ondas sísmicas a partir de un punto de origen llamado foco o hipocentro, y la porción en la superficie del foco se llama epifoco o epicentro, que es en donde se percibe el temblor con mayor intensidad.
La medición de los sismos se realiza empleando escalas de magnitud e intensidad, de las que existen dos tipos. La escala de Richter mide la energía liberada en el
foco de un sismo; es una escala logarítmica con valores del 1 al 9, lo cual quiere decir que un temblor de escala 7 es 10 veces más intenso que uno de 6. La segunda escala es la de Mercalli, que mide los efectos de un sismo y los daños que ocasiona. Tiene valores de I a XII; la intensidad I corresponde a un sismo percibido por pocos, en tanto que los grados XI y XII se comparan con las medidas 8 y 9 en la escala de Richter. Las zonas sísmicas son tres:
Regiones sísmicas: zonas activas de la corteza terrestre muy propensas a sufrir grandes movimientos sísmicos; coinciden con las zonas de impacto o roce de las placas.
Regiones penisísmicas: zonas en las que sólo se registran terremotos débiles (de poca intensidad) y no con mucha frecuencia.
Regiones a sísmicas: zonas muy estables de la corteza terrestre en las que raramente se registran terremotos. Son sobre todo regiones muy antiguas de corteza de tipo continental (escudos).
La distribución de estas zonas sísmicas está relacionada con los límites de las placas tectónicas y las zonas de vulcanismo activo.