8 Enero 2020
Su origen, al igual que el ludismo, se debe a la revolución industrial. Los obreros ingleses al verse remplazados por las máquinas y quedar desempleados, comenzaron a redactar cartas para enviarlas al Parlamento solicitando que se limitara el número de máquinas en cada ciudad para dar oportunidad a los trabajadores. La primera carta que enviaron fue firmada por más de 200.000 personas, de donde el movimiento deriva su nombre, la Carta del Pueblo (People's Charter), un documento escrito el 7 de junio de 1837 en el British Coffee House de Londres, que fue enviado al Parlamento del Reino Unido en 1838 pero no tuvo grandes efectos, debido a que muchos parlamentarios eran burgueses y no estaban interesados en las reclamaciones de los trabajadores, a quienes consideraron como una masa de obstinados y anticuados que se oponían al progreso y a la modernización.
A pesar del fracaso de la primera carta, los obreros decidieron organizarse alrededor de una nueva misiva, en la que no sólo insistían en su solicitud de limitar el número de máquinas e incluso prohibirlas, sino que comenzaron a exigir unos derechos políticos, fue un movimiento propio de la primera etapa del movimiento obrero, pero, a diferencia de aquel, tuvo una índole esencialmente política., en ella redactaron seis peticiones: entre ellos, el de participar como candidatos al Parlamento, el derecho de voto y el derecho de ser escuchados. Sin embargo, ante el poco caso que se le dio a su solicitud, los obreros comenzaron a hacer críticas no sólo a la actuación del Parlamento, sino al mismo papel que este jugaba, pues los trabajadores consideraron que al ser la máxima instancia política de la nación, debería representar los intereses de las mayorías y no sólo de las minorías.
Esta nueva carta significó una gran organización y un cambio de mentalidad en los trabajadores. Como consecuencia, el movimiento fue creciendo hasta recoger más de dos millones de firmas. hacia 1836 se formó en Londres la London Working Men´s Association (Asociación de Hombres Trabajadores de Londres), bajo la presidencia de Willian Lovett , un artesano ebanista, lo que permitió impulsar al movimiento .
Contrario a la voluntad del pueblo, el Parlamento vio en la organización obrera un peligro al orden establecido y a sus intereses económicos.
Ante esta nueva organización, el Parlamento dictó leyes prohibiendo el movimiento cartista y ordenando el arresto e incluso la pena de muerte para sus organizadores y para quienes participaran en las jornadas de protesta. Pese a la prohibición el movimiento siguió creciendo y con él, el temor de los políticos, quienes dieron la orden de acabar con dicha organización por lo cual cientos de dirigentes fueron encarcelados.
Aunque el cartismo fracaso, fue una importante experiencia para la clase obrera, su acción obligo a que el parlamento buscara mejoras de las condiciones de vida de estos, siendo un ejemplo de ello la “Ley de las diez horas”.